Os Objetivos da Ficção Científica
David Pringle
Durante mucho tiempo, la cf careció de una identidad claramente definida. En Gran Bretaña, algunos novelistas escribieron historias que prolongaban la tradición wellsiana. Tal vez el más conocido de ellos sea Aldous Huxley, aunque Olaf Stapledon, autor de La última y la primera humanidad (1930) y Hacedor de estrellas (1937), tiene fama de haber sido el más importante de todos.Stapledon no bautizó a sus libros como de «ciencia ficción» –término cuya invención se supone que tuvo lugar en los Estados Unidos en 1929–, pero no cabe duda de que la tarea que se impuso fue la de iluminar, en forma de ficción, las perspectivas de la ciencia moderna. «Escribir novelas sobre el futuro lejano», decía en el prefacio de su primera novela,
(...) es intentar contemplar a la raza humana en su medio cósmico, y abrir nuestros corazones a nuevos valores.
Pero para que esa construcción imaginaria de futuros posibles sea poderosa, nuestra imaginación ha de estar sujeta a la más rigurosa disciplina. No hemos de trasponer los límites de la cultura particular en que vivimos. Lo meramente Fantástico sólo tiene un poder menor. No es que debamos buscar la profecía... Únicamente podemos seleccionar una hebra, de toda una maraña de posibilidades igualmente válidas. Pero tenemos que seleccionarla con una finalidad. La actividad a que nos lanzamos no es ciencia, sino arte...
Sin embargo, nuestro objetivo no consiste pura y simplemente en crear una ficción admirable desde el punto de vista estético. No se trata de crear ni historia ni ficción solamente, sino un mito. Un mito verdadero es aquel que, en el marco de una cierta cultura (viva o muerta), expresa de manera sublime, y a veces de un modo trágico, las creencias más importantes de esa cultura. (...)
Introdução de David Pringle às suas 100 Mejores Novelas de la Ciencia Ficción.
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